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domingo, junio 02, 2013

Sueños son

Uno de mis sueños: vivir un año en Venecia. Pasear en una góndola, o mirar la luna desde la ventana reflejarse en el agua. Ponerme una máscara en el Carnaval y vestida de fiesta celebrar los festejos paganos; caminar por la Plaza San Marcos dando comida a las palomas. Transportarme en embarcaciones colectivas por el Gran Canal hablando en italiano con la gente, riendo. Tomar el sol en la Playa del Lido. Todo era bello. Y yo, enamorada.

Otro sueño, el segundo, era pasear un año por las calles de París. Entrar a todos los museos, varias veces al D’Orsai; recorrer los palacios; sentarme en los Campos Elíseos a beber un café y disfrutar del paisaje. Subir a la Torre Eiffel; y, dar un paseo por el Sena. Comprar flores en un día soleado; y, llevar el paraguas conmigo siempre. Descubrir que en la mesa contigua está comiendo Gerard Depardieu. Todo bello. Y yo, enamorada.

El tercer sueño fue visitar Egipto. Encontrarme de cerca con las pirámides, incluso entrar en una de ellas; tomarle una foto a La Esfinge; subirme a un camello en el desierto. Regatear alguna compra en el mercado; y saludar a Tutankamon en el Museo del Cairo. Luego ir a Luxor y al Valle de los Reyes y las Reinas. Navegar por el Nilo de día espantándome las moscas. Y terminar en una playa de Alejandría departiendo con amigos de varias nacionalidades. Todo bello. Y yo, enamorada.

Y así, seguían mis sueños deseosos de experimentar en tierras lejanas, en querer vivir y conocer culturas y gente de otras latitudes; siempre atenta, observando, respetando costumbres. Adoptando hábitos, incorporándolos en mí. Gozando de lo que el mundo me ofrecía. Probando diferentes comidas, bebiendo de distintos manantiales, bañándome en otras aguas y haciéndolas mías. Todo bello. Y yo, enamorada.

Todavía tengo a Barcelona en mis sueños; añoro la ciudad condal; caminar por las Ramblas; sentarme en un café y beber un cortado comiendo un bocadillo de fuet. El Paseo de Gracia. La Catedral. El Palau de la Música. El barrio chino. Gaudí, el Parque Güell. Los callejones donde me encontraba una pareja bailando tangos, un grupo de jazz, un mimo, y en una ocasión a Manu Chao tocando la guitarra y cantando su Clandestino. El teatro, los amigos del Lupanar literario. Mi primer pisito en el Gótico, mi otro piso con terraza en Gracia, las fiestas, los amigos. Mi corazón que allí quedó. Todo bello. Y yo, enamorada.

Vivir en una urbe de las más pobladas del mundo: la Ciudad de México. Otro de mis sueños era descubrir esos contrastes que enriquecen la esencia mexicana que me pertenece. El norte citadino, con sus edificios inteligentes y su modernidad; el centro, con su historia y edificaciones donde mezclas de cultura azteca y española se fundieron; mi añorado Coyoacán, entre otros barrios, que hacen del sur un lugar especial; los suburbios y sus centros comerciales. Las librerías, obras de teatro, los cines, los museos, los antros, la artesanía. Todo bello. Y yo, enamorada.

¿Cuándo regresarás? Preguntaba mi madre. Veía tan lejano mi retorno. Tal vez, algún día, quizás, nunca… Mis sueños seguían: tocaba vivir en Cancún y en Playa del Carmen; disfrutar del Caribe Mexicano estaba al alcance de mi mano, y ¿por qué no?, bañarme en ese mar tan turquesa; mis pies descalzos cubiertos por arena blanca y suave era otro de mis deseos oníricos. Todo bello. Y yo, enamorada.

Llegó el tiempo. Y aquí, en esta mi Ciudad Victoria, las raíces amarran mis pies a la tierra, y vuelan mis recuerdos a la niñez. Sueño con las declamaciones de mi abuela; jugar con mis primos; el Diecisiete; el agua fresca del río los domingos de verano. He vuelto a la tierra que me pertenece, he visitado el cementerio donde mis antepasados descansan. Sueño con ese tiempo y este lugar cuando mamá cantaba el Cuerudo y reía. Todo bello. Y yo, enamorada.

¿Qué es la vida? Un frenesí.
¿Qué es la vida? Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.
Calderón de la Barca
Ilustración tomada de "Mis imágenes de Google"

2 comentarios:

Ramón de Aguilar dijo...

¡Qué placer volver a leerte! Ni me había enterado de que habías resucitado tu blog. Felicidades por lo que escribes, por todo lo que haces.
Ramón de Aguilar

Coro dijo...

Ramón, el placer es tener tus letras este espacio. Gracias por tus palabras siempre amables.
Me gustaría, de verdad escribir más en este blog, escribir más en general... me lo voy a proponer ¡lo necesito!
Gracias por tu generosidad.