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martes, junio 30, 2009

Parece increíble

Lenin, el macho dominante…

Habla, dice (maúlla) claramente el nombre de mi compañero. Lo repite cuando quiere que le abran la puerta de la terraza para entrar. Él (mi compañero) deja lo que está haciendo en ese momento y abre. A los cinco minutos, Lenin vuelve a decir el nombre de mi compañero y él vuelve a dejar cualquier cosa que hace, por más importante que sea, para abrirle la puerta y el gato sale, o entra, o sale.

Y así sucesivamente…

¿Será que es más difícil pronunciar mi nombre?

miércoles, junio 17, 2009

Plumas

Las plumas, según la cultura egipcia, pertenecen al elemento aire.
Se las relaciona, obviamente, con el mundo de las aves. Y son fundamentales para que estos animales puedan volar, ya que forman parte de sus alas.
  • Además, las aves, por medio de las plumas:
    · Reconocen a los miembros de la misma especie y diferencian sus sexos… lo que les resulta importantísimo para el cortejo.
    · Recubren y protegen el cuerpo y evitan las pérdidas de calor.
    · No se mojan: son impermeables.
    · Se forman los penachos sobre la cabeza, lo que comúnmente llamamos copete.

Y, a propósito de penacho, me llevó mi asociación de ideas al «nuestro», al Penacho de Moctezuma… un quetzalapanecáyotl o tocado de plumas. Tiene más de 400 plumas de quetzal engarzadas en oro, piedras preciosas, entre otros aditamentos de valor, y plumajes de diversas aves.
Lo tenemos tan lejos, nada menos que en Austria, en el Museo de Etnología de Viena.
Su valor estimado por el gobierno austriaco es de 50 millones de dólares.
(¡Lo que me resolvería en estos momentos!…)

Supersticiones:
---¡Cuidado! No pises una pluma de cuervo o ave negra para que no te llegue la mala suerte. Si te encuentras una en tu camino, debes clavarla en la tierra para que te mejore la fortuna.
---Si llevas en la cartera dos plumas de paloma, ahuyentarás el mal de ojo.

Costumbres:
---Algun@s vanidos@s del siglo XIX en sus sombreros llevaban plumas de pavo real.
---Varias tribus de aborígenes las usan para adornarse. Y los jefes se distinguen por su cabellera de despampanante plumaje.
---Además de para el cortejo, los machos y las hembras (de cualquier especie) exhiben su «plumaje» para intimidar a otr@s, compitiendo por las hembras y/o machos… o por un trabajo, o...

¿Alguien sabe lo que quiere decir?:
"Se le ve el plumero."
"Tiene mucha pluma."
"Extendió el plumaje."
"Se tiró una pluma."

Recomendación:
---Protejamos las aves.
---Di NO a las prendas rellenas de plumas.

Ilustración: El Penacho de Moctezuma.
http://www.jornada.unam.mx/2005/05/12/a08n1cul.php

sábado, junio 13, 2009

Seraf

Era la oportunidad de repasar con el abuelo. Llegó de visita cuando yo estudiaba para un examen de biología.
-La tierra y el hombre tienen la misma composición, más o menos un treinta y cinco por ciento de sólidos y un sesenta y cinco por ciento de líquidos –llegó diciendo el abuelo-. Las plantas, los animales y toda la Tierra estamos hechos con el mismo molde.
Me parecía muy interesante el tema del viejo, pero yo tenía examen sobre las jirafas…

-Abuelito, ¿sabías que la jirafa es la más alta de los animales, mide 5 metros de altura y pesa 900 kilos... aproximadamente?
-Las jirafas dan zancadas de seis metros –dijo, de pronto, y agregó-: No me extraña que pasen 18 horas al día comiendo, si sólo se alimentan de hojas tiernas de los árboles y hierbas.

El abuelo traía a flor de piel el tema de la dieta. La abuelita le servía platos con avenas, verduras y frutas y no le permitía comer grasas ni nada que le pudiera subir el colesterol.
-¿Quieres? –le mostré un chocolate amargo que saqué de mi mochila. Sabía que era su favorito.
-Las jirafas tienen algo angelical –decía, mientras saboreaba el chocolate- Seraf, de allí viene su nombre original, de los serafines.
Eso no lo encontré entre mis apuntes. Lo cierto era que mi abuelo tenía más información que los libros.

-Su lengua negra es tan larga que le sirve para limpiarse las orejas –dije, cuando descubrí que al viejo le salían unos pelillos de entre el lóbulo.
-Su corazón trabaja el doble de lo normal (de otro mamífero de su peso) para mantener la presión de la sangre en contra de la gravedad. Y cuando la jirafa baja la cabeza para beber o comer hierbas, un sistema de su organismo previene el exceso de sangre en su cerebro -afirmó, e hizo silencio, luego se llevó las manos al corazón y dejó de repasar conmigo.

Se recostó en la silla y, después de comerse completamente mi chocolate, se puso a mirar una mancha en el techo.
Me gustaría tener un sistema de infrasonido, como las jirafas, para comunicarme con el abuelo. Últimamente ya no veía tanto al viejo, sólo en las vacaciones, ya que vivíamos en ciudades distantes y yo los fines de semana tenía qué hacer trabajos y proyectos que me encargaban en la escuela.

Decía la abuela que salía a pasear solo… que buscaba lugares apartados para sentarse con su violín y allí se quedaba horas, hasta que ella iba a por él.
Mientras el viejo estaba absorto en las manchas, yo leí en silencio el último párrafo de mis apuntes: "Las jirafas viven en grupos de 20 a 30 jóvenes y, al envejecer buscan la soledad".

De pronto, el abuelo revivió y se puso a declamar Pasatiempo, un poema de Benedetti:
Cuando éramos niños / los viejos tenían como treinta / un charco era un océano / la muerte lisa y llana / no existía.
Luego cuando muchachos / los viejos eran gente de cuarenta / un estanque un océano / la muerte solamente / una palabra.
Ya cuando nos casamos / los ancianos estaban en cincuenta / un lago era un océano / la muerte era la muerte / de los otros.
Ahora veteranos / ya le dimos alcance a la verdad / el océano es por fin el océano / pero la muerte empieza a ser / la nuestra.

miércoles, junio 10, 2009

Pajarito


Katum y Lenin observan los pájaros… Micha parece ajena, sin embargo, ella también está pendiente de las aves.

Ayer cayó un pequeñín en la terraza. Parecía que estaba aprendiendo a volar y vino a dar donde los mininos.

Me asomé a mirar en qué se distraían los hermanos –corrían de un lado a otro- y vi que algo se pasaban como si fuera pelota de fútbol…
El pobre estaba inmóvil y no podía disimular un ligero temblor. Lo levanté del suelo, acaricié su cabecita, le extendí las alas… él abrió sus ojos y me miró. Mis gatos protestaron: "¡Miau!". "Es normal", pensé, "les quité su pelota".

Un pajarraco negro –su padre, supongo, o su madre- se acercó volando y haciendo alharaca por encima de mi cabeza. El pajarito al escuchar a su pariente revivió emitiendo un sonido fuerte que casi me espanta. De tan pequeño cuerpo salió un graznido que hasta mis gatos maullaron extrañados.

Aventé al pájaro al cielo, y él, volando torpe, fue a reunirse con su familia que lo esperaba en las ramas de un árbol…