Querido,
al escribir
estas líneas acaricio tu recuerdo.
El pueblo está lleno
de agitación y de bullicio. A veces, sentada en una banca de la plaza,
contemplo a los hombres que pasan, buscando tu figura: inútil, ninguno eres tú.
Por las noches, cuando
miro las estrellas, algo de tus ojos oscuros y profundos se refleja en el cielo.
Y te siento cerca, y estás tan lejos.
En este lugar del que
te escribo, me envuelve una bruma espesa y ardiente…
Y
desearía verte pronto.
Imagen tomada de Google.
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