Me arrancaba contándole "Esta mañana me pasó… y luego vinieron y fuimos a comer y seguían en… y no me gustó la del… y entonces él me…" Podía decirle todo, absolutamente todo lo que me viniera en gana. Le confesé mis fantasías, mis deseos… él sabía toditos mis secretos.
¡Ay!, qué no le dije al Nanu…
A veces cuando regresaba de la calle contenta por algo, el Nanu nomás verme llegar, intuía que iba a haber cantos y bailes y Nat King Cole a todo volumen "Chiquita, que lindo tu cuerpecito… ay merecumbé pa’ bailaaaa". Ya sabía que "Guadalajaaaaarra… son colomitos inolvidables…" estaría presente. Y carcajadas y Nanu sería recompensado: podría volar más rato del acostumbrado y comería cacahuates de premio.
Las ganas que tenía de darle besos y abrazos y que me hiciera carantoñas él a mí. Confiaba en que llegaría el día en que iba a poder acariciarlo a mis anchas. Extenderle sus alas, hacerle cosquillas… Requería de más entrenamiento, paciencia y tiempo. Pero iba por buen camino, ya podía rascarle la barriguita, espulgarle el piojito y el típico "dame la pata" que aprendió a pedirme.
Y habían pasado algunos años…
Hubo días tristes también… días en que el llanto estuvo presente. En cuanto Nanu me escuchaba recitar “La Elegía” de Miguel Hernández, la seriedad invadía el despacho. Chillaba yo y berreaba el loro. Y no estábamos para nadie. Cerrábamos la ventana de los geranios y nos desahogábamos en lamentos. A veces entre mis lágrimas creí ver que él también lloraba. Era solidario, en las buenas y en las malas. ¡Ay!...
La señora Rathma (empleada del hogar) y el loro se tenían respeto, sin embargo él la vacilaba imitando el sonido del teléfono: "¡Riiiiiing, riiiiiiing, riiiiiing!", Rathma corría a contestar y Nanu se le adelantaba "Diga", decía con mi voz…
Un día Rathma hizo expresiones de júbilo moviendo rápidamente su lengua, sonidos que le encantaron a Nanu y se emocionó tanto que daba vueltas en su jaula silbando alborotado, yo pensé que quería aprenderlos, pero la señora no los repitió.
La vecina lo cuidaba cuando me iba de viaje. A mi regreso le daba sus regalos: “Mira Nanu, un espejito, mira, una barra de cereal, un cascabel”… pero él estaba enojado conmigo porque lo había abandonado. Me ignoraba por un tiempo, me hacía la “ley del hielo” y nomás veía a mi vecina asomar por la ventana se desvivía en fiestas para ella, hasta que por fin un día Nanu me perdonaba… y volvía todo a la normalidad.
Y yo siempre al pendiente limpiando la jaula; y poniéndole la comida; y desinfectando; y cuidándolo del frío y del calor; lo protegía en las noches de fiesta, en la época de petardos y cohetes, y cuando había tormentas con truenos y relámpagos; y que nadie le fuera a tirar algo por la ventana; y los escapes de los coches que no despidieran gases contaminantes; y otra vez la limpiada de la jaula, cada día, por las mañanas y por las noches… y era el cuento de nunca acabar… y hablando con él y cantando y riendo y llorando.
¡Ay!, mi querido Nanu.
Pero llegó un día en que...
Continuará.
Hubo días tristes también… días en que el llanto estuvo presente. En cuanto Nanu me escuchaba recitar “La Elegía” de Miguel Hernández, la seriedad invadía el despacho. Chillaba yo y berreaba el loro. Y no estábamos para nadie. Cerrábamos la ventana de los geranios y nos desahogábamos en lamentos. A veces entre mis lágrimas creí ver que él también lloraba. Era solidario, en las buenas y en las malas. ¡Ay!...
La señora Rathma (empleada del hogar) y el loro se tenían respeto, sin embargo él la vacilaba imitando el sonido del teléfono: "¡Riiiiiing, riiiiiiing, riiiiiing!", Rathma corría a contestar y Nanu se le adelantaba "Diga", decía con mi voz…
Un día Rathma hizo expresiones de júbilo moviendo rápidamente su lengua, sonidos que le encantaron a Nanu y se emocionó tanto que daba vueltas en su jaula silbando alborotado, yo pensé que quería aprenderlos, pero la señora no los repitió.
La vecina lo cuidaba cuando me iba de viaje. A mi regreso le daba sus regalos: “Mira Nanu, un espejito, mira, una barra de cereal, un cascabel”… pero él estaba enojado conmigo porque lo había abandonado. Me ignoraba por un tiempo, me hacía la “ley del hielo” y nomás veía a mi vecina asomar por la ventana se desvivía en fiestas para ella, hasta que por fin un día Nanu me perdonaba… y volvía todo a la normalidad.
Y yo siempre al pendiente limpiando la jaula; y poniéndole la comida; y desinfectando; y cuidándolo del frío y del calor; lo protegía en las noches de fiesta, en la época de petardos y cohetes, y cuando había tormentas con truenos y relámpagos; y que nadie le fuera a tirar algo por la ventana; y los escapes de los coches que no despidieran gases contaminantes; y otra vez la limpiada de la jaula, cada día, por las mañanas y por las noches… y era el cuento de nunca acabar… y hablando con él y cantando y riendo y llorando.
¡Ay!, mi querido Nanu.
Pero llegó un día en que...
Continuará.
11 comentarios:
Assshhh! Casi adivino el final, me tienes en tensión.
Que gran loro, que gran ser humano
Exijo mis derechos de antiguedad en este blog para que escribas lo más pronto posible el CONTINUARÁ, jajaja, no nos hagas sufrir por favor.
Saludos desde acá.
---Angeek, me gustaría saber qué intuyes...
---Jesús, era formidable, sí...
---Alba, ya llegará, se está cocinando, jajaja.
Espero no estar dándoles la lata con las historias del Nanu... pronto vendrá el final.
Un abrazo a tod@s
.....
Auuuccchhhh....
Ya me tienes bien intrigosa jejejejej.... sospecho que Nanu se marcho con una periquita de plumaje esplendoroso y ojos de arcoiris, lo hinoptizo con ese típico mirar que tiene los loros, como de remolino infundioso.
Salió volando un día que lo dejaste salir de su jaula, y de lejos te cantó, para que por la ventana, lo mirarás irse volando hacia sus últimos años de vida a vivir su propia naturaleza.
¡¡¡¡Chale!!! ya salió la patética románticona de la mafalda jajaajaj...
Un abrazo mi Juanita.
Mafalda
Hellouuuu!!! Saludines!!!
---Mafalda, caliente, caliente... no andas tan errada, jajaja, si tú supieras...
---Kix, helloooooou!
No sé. Como que sin minifaldas la historia no vende.
Un Abrazo.
wow.. esta increiblee jaja se nota que t gusta escribir mucho verada miss?
que padre por que a mi si me gusta leer pero las novelas para mi son las mas divertidas=)
nos vemos mañana byee..
XO.fer macias
Nunca había escuchado que se pudiera llegar a una relación tan estrecha con un pájaro.... siempre me han parecido muy indiferentes con los humanos....
Supongo que con tanto apapacho que recibía se convirtió en cuasi-perro...
Bueno.... y qué pasó con el Nanú ???
---Antonio, jajaja, tienes razón...
---Fer, me encantó que comentaras...
---W, no te imaginas la relación que se puede tener con un loro, es muy especial... pudiera decirte que más que perro... me acuerdo que un día comentaste que tenías una tarántula... estoy curiosa por saber cómo se relacionan con las personas, si la llamabas y venía, si le gustaban "los cariñitos"... jajaja.
Gracias por sus comentarios. Anuncio un pronto final del episodio "Nanu".
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