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viernes, octubre 20, 2006

¿Dónde estabas?


¡Hola! ¿Dónde estabas? Yo...
sobreviví a Wilma... en lugar seco y cálido, bueno, algo fresquito y con las paredes cimbrándose a causa del condenado viento que hizo. Eran unas rachas encorajinadas de como más de trescientos kms. por hora. Recuerdo tu coraje, tu rabia... aquella noche.
Y las ventanas: dos de ellas con maderas bien puestas y, otras dos solamente con cintas adhesivas, eso sí, tapizadas haciendo cruces, gatos, y formas abstractas. No te vi en el reflejo del cristal. Yo nomás veía cómo se pandeaban en cada racha huracanada, parecía que fueran a explotar de un momento a otro. Y tu imagen cortada en millones de pedazos. ¿Por qué no estabas aquí conmigo? Y me salían todas las expresiones, las de aquí, las de allá y las de más acá: "¡Ostras!, ¡Ay güey! ¡Coñ...!" y otras que no puedo repetir...
El agua que se coló por los rincones, rendijas y por debajo de las puertas hizo que en "el ojo" conociera a todos los vecinos del edificio. Aprovechamos para barrer y quitar los encharcamientos ayudándonos unos a otros. Me encantaron. Y tú no estabas. Había un arquitecto que hablaba de hacer negocios con materiales para la construcción, que eso iba a ser producto de primerísima necesidad para el arreglo de edificios, casas, e inmuebles en general. La esposa del arqui, una chica muy maja... terminamos, días después del fenómeno, yendo al supermercado y pasándonos recetas de cocina. Los vecinos de puerta, una profesora que ya me pidió mi curriculum porque me quiere "fichar" para su colegio. Su marido un constructor que tal vez nos alquile una bodega que conseguimos por medio de otro vecino... unas gringas que viven en el piso de arriba... un matrimonio de chilenos que nos invitó un vino delicioso y nosotros le invitamos un tequilita. Una abuela jovencísima y super maquillada, me cae que parecía modelo, en la puerta de al lado... y así el vecindario dejó de estar en el anonimato y todos pasamos a ser buenos amigos. Y, claro que después de estar encerrados cuatro días que duró "Wilma" todos estábamos deseosos de hablar con seres diferentes a los que teníamos dentro de casa. ¿Con quién estuviste hablando en esos días?
La preocupación de los días posteriores era: el trabajo. ¿Cuándo nos despedimos? ¿Estarás trabajando en este momento? No ser despedidos. O, al menos que nuestro sueldo no se viera muy afectado. Sí, porque los empresarios cancunenses, siguiendo el ejemplo que ya hizo, el dueño de X (un complejo turístico millonario), en otra catástrofe como fue el atentado de la Torres Gemelas, argumentando que los gringos no iban a viajar en avión y que no iba a haber turismo en la región: redujo el sueldo en un 50%, pues es lo que están tratando de hacer los dueños de empresas, hoteles, restaurantes y negocios turísticos en Cancún y la Riviera Maya. "Gracias, señor X por haber dado tan brillante idea a sus compañeros"... y "Trabajadores, no os quejéis que seguiréis laborando... ¡eso sí, con el mismo horario!, sólo faltaría...".
Bueno, en el colegio donde doy clases, solamente me pagaron el 50% del salario, dicen que me ingresarán el otro 50% en unos días... espero que sea cierto. Entonces seré de las privilegiadas o de las menos afectadas... Me afecta tu ausencia.
Sí, hubo pillaje, robos, violaciones... personas que perdieron todo lo que tenían dentro de sus casas... hubo tragedias... Ahora hay desolación, tristeza, angustia de qué pasará con los empleos... El ejército, la policía, guardias de seguridad patrullan Cancún... días de toque de queda... Estaba segura a tu lado... hablando, hablando, hablando... escuchando.
Las tiendas abrieron sus puertas. Tu figura delgada. Aquella camisa azul...
No hay desabasto de alimentos... los grandes almacenes están surtiendo y vendiendo más que antes. Muchos trabajadores de la compañía de electricidad arreglan los postes que se cayeron. Ya tenemos luz y agua... Las cosas se han ido normalizando. A una semana del huracán, ya están las plazas arregladitas, las calles limpias, las aceras sin yerbas, los árboles cortados... y el paisaje exuberante y verde es ahora invernal, sin hojas ni color. Te recuerdo en aquella plaza. Era enero. Tus manos frías... tu sonrisa... tus gafas.
Ya me incorporé al trabajo. Mis alumnos, los profesores, las misses y todo el personal están bien. La gente que miro por las calles tiene en sus rostros una expresión de madurez y sufrimiento que no tenía antes... ¿Sufres? Me miro en el espejo y soy la misma... ¿Me extrañas? pero con mil vientos encima. ¿Dónde estás? ¿Dónde...?
Coro
1 de noviembre de 2005. Cancún, Quintana Roo.

3 comentarios:

Alb@ dijo...

¿Y dónde está? Ya estoy como Mita...me corroe la duda.
Un abrazo afectuoso......ayer hubo otra tormenta :(

Angeek dijo...

Pasamos lo mismo. Bueno, yo no extrañé, estábamos todos. Te entiendo, te entiendo.
Es bello este relato. Me conmueve.

Anónimo dijo...

Hola Coro:

Me gustó. Después del desastre, ...muchos trabajadores... ya tenemos luz. Y se hizo la luz y todo empezó a funcionar de nuevo. Ahí estaban y llegarón más...