
Tradiciones y costumbres
¿A qué huele?
Lo más primitivo que tenemos los seres humanos es el sentido del olfato. Antes de ver, antes de hablar, antes de saber: olemos. Identificamos a nuestra madre por su esencia.
Es muy animal nuestro sentido del olfato y es un elemento básico en la elección sexual. Los brujos de la antigüedad lo sabían y lo aprovechaban en sus remedios amorosos.
Cuentan que en una región de España, si querías seducir a alguien, le tenías que dar, hecho polvo y mezclado con licor, un trocito de pan que habías llevado cuarenta días en el sobaco. (¡Agh!)
Todavía, ciertas madres (conocí una) dan a la recién casada un collar de cuentas de ámbar que al calor de la cama despide una emanación penetrante que enciende las llamas de pasión del varón (no le pregunté a la hija si lo usó...)
Pero esto los hombres bereberes lo saben. Ellos regalan a sus mujeres el día de la boda un collar de ámbar que posteriormente usarán en ocasiones especiales.
En algunas casas aún se tiene por costumbre que las primeras chambritas que le ponen a un recién nacido sean prendas usadas por algún miembro de la familia (hermano mayor, primo o inclusive de los propios padres) a fin de comunicar al nuevo bebé el olor del clan.
¡Ahaaa mmmm!, esa loción que usaba nuestro primer amor... cuando la fragancia llega de nuevo a nosotros, nos transporta, viajamos en el tiempo, recordamos con extrema nitidez momentos, instantes vividos. Y ya llovió, sin embargo...
En algunos aeropuertos que frecuenté los últimos años, nomás aterrizar el avión percibía mi nariz: en Guadalajara, que huele a tierra mojada; DF a tortilla y maíz; Madrid a ajo y chorizo; Barcelona, aceite de oliva; Roma, pizza y espagueti; Valencia, paella; USA, a McDonals y queso amarillo (por no decir pies); París, perfumes; Cancún a bronceador...
Me encanta: el olor de los pueblos cuando despiden humo las chimeneas de las casas.
Un aroma que no voy a percibir más: el de casa de mi abuela. Se murió y vendieron la propiedad.
Cito a mi amigo Horacio Ladrón de Guevara: "El olor más excitante es el del cuerpo humano, el sobaco que huela a sobaco, los pies a pies y el sexo a sexo y todo con su sudor".
Bueno y si de comida se trata: el exquisito olor del mole de olla, el de una carne asada, de unos camarones al mojo de ajo, de un pescado a la veracruzana... o de un humeante arroz.
Qué tal una tarde de invierno cuando regresas a casa y han hecho tortillas de harina y frijoles charros o chocolate espeso y buñuelos. Y los tamales...
O, ¿encuentras algo más agradable que oler el pan acabado de hornear cuando tienes hambre? ¿Y el aroma del café?
Me subyuga el olor de la guayaba y el perfume de los jazmines cuando florecen.
Y muchas veces me descubro gozando con el aroma de mi mano.
Y a ti, ¿qué fragancia te seduce?