
¿Debes dinero? Págalo, hoy es el día de saldar deudas. ¿Has tomado algo prestado? Devuélvelo, igualmente es el día de regresar a sus dueños lo que les pertenece.
Es un día de ruido y carcajadas.
Hoy permítete beber, así honrarás a la diosa de la fertilidad.
Haz el amor, juega, diviértete, baila…
Estrena ropa. Gasta, derrocha.
Da afecto sin pensar.
Disfrázate, quítate la máscara o póntela. Sé quien quieres ser, saca tu yo que escondes muy a menudo.
Habla, grita, dile al viento tus deseos, que serán escuchados… y se cumplirán.
¡Estás de fiesta!
Eso hacían en la Antigüedad y les funcionaba. Les funcionó tanto que mira, ahora estamos aquí, somos descendientes de esos pachangueros antepasados.
En muchas culturas antiguas las fiestas del año nuevo se celebraban en marzo, hasta que llegaron los políticos romanos que trasladaron las festividades a enero: el Senado de Roma declaró el uno de enero como día oficial en que comienza el año.
Y la fiesta del año nuevo duró hasta el siglo IV cuando triunfó el catolicismo prohibiendo los festejos, por paganos. ¡Ah!, pero los convirtieron en motivo cristiano: la circuncisión del Señor. Sin embargo se perdió toda celebración festiva, tanto, que en la Edad Media casi fue ignorada.
Algunas creencias:
Si alguien te regala ese día una moneda y un bote de miel, seguramente el año que tendrás será dulce y próspero.
Muéstrate feliz ese día: “Quien llora en año nuevo, llorará todo enero”.
Dar la bienvenida al nuevo año con un manojo de billetes en la mano augura prosperidad económica.
Hay que recibir el año con ruido, porque así espantamos a las brujas y los demonios.
¡Cuidado!: lo que estemos haciendo a las doce de la noche del 31 de diciembre será lo que hagamos durante el año entrante. Por eso recomendamos reír, abrazar, besar, beber, cantar, bailar… cuando se esté pasando del año viejo al nuevo.
Una costumbre de buena suerte es la de comer uvas al dar las doce campanadas. (Para no atragantarte, recomiendo quitar antes las semillas.)
Un fin de año que pasé en Sicilia, en vez de las tradicionales uvas nuestras, me sirvieron un plato lleno de lentejas… ¡había que darle fin durante los doce toques de campana!
Dicen por allí…
…al salir a la calle el día uno de enero, debes fijarte en la primera persona que veas, pues su suerte irá unida a la tuya… pero ¡cuidado!, porque si esa persona enferma, tú también podrás enfermar. Y si esa persona gana la lotería, ¡también la ganarás tú!
Una vecina que tuve cuando viví en España, cada paso de año arroja al aire un zapato y observa cómo cae: si lo hace de lado, será un año regular; si cae derecho, tendrá muy buena fortuna; pero si le cae bocabajo de inmediato va al hechicero a que le haga un remedio y así quitar los posibles malos rollos.
Se dice:
Que la última noche del año debes colocar tres papeles doblados en una cajita debajo de la cama; en uno escribirás “bueno”, en otro, “regular” y en el tercero, “malo”. Cuando despiertes por la mañana tomas uno al azar y lo que salga será como va a ser tu año. (Yo, por si las moscas, no lo hago.)
No te olvides de:
Vestir ropa interior roja la Nochevieja. (Y te puedo augurar un año muy sexy.)
No todos los años son iguales…
Yo desearía, por ejemplo, un año sabático. Hay quienes prefieren los años bisiestos. O a quienes les encanta viajar, o trabajar…
¿Cómo te gustaría que fuera tu año?
Eso hacían en la Antigüedad y les funcionaba. Les funcionó tanto que mira, ahora estamos aquí, somos descendientes de esos pachangueros antepasados.
En muchas culturas antiguas las fiestas del año nuevo se celebraban en marzo, hasta que llegaron los políticos romanos que trasladaron las festividades a enero: el Senado de Roma declaró el uno de enero como día oficial en que comienza el año.
Y la fiesta del año nuevo duró hasta el siglo IV cuando triunfó el catolicismo prohibiendo los festejos, por paganos. ¡Ah!, pero los convirtieron en motivo cristiano: la circuncisión del Señor. Sin embargo se perdió toda celebración festiva, tanto, que en la Edad Media casi fue ignorada.
Algunas creencias:
Si alguien te regala ese día una moneda y un bote de miel, seguramente el año que tendrás será dulce y próspero.
Muéstrate feliz ese día: “Quien llora en año nuevo, llorará todo enero”.
Dar la bienvenida al nuevo año con un manojo de billetes en la mano augura prosperidad económica.
Hay que recibir el año con ruido, porque así espantamos a las brujas y los demonios.
¡Cuidado!: lo que estemos haciendo a las doce de la noche del 31 de diciembre será lo que hagamos durante el año entrante. Por eso recomendamos reír, abrazar, besar, beber, cantar, bailar… cuando se esté pasando del año viejo al nuevo.
Una costumbre de buena suerte es la de comer uvas al dar las doce campanadas. (Para no atragantarte, recomiendo quitar antes las semillas.)
Un fin de año que pasé en Sicilia, en vez de las tradicionales uvas nuestras, me sirvieron un plato lleno de lentejas… ¡había que darle fin durante los doce toques de campana!
Dicen por allí…
…al salir a la calle el día uno de enero, debes fijarte en la primera persona que veas, pues su suerte irá unida a la tuya… pero ¡cuidado!, porque si esa persona enferma, tú también podrás enfermar. Y si esa persona gana la lotería, ¡también la ganarás tú!
Una vecina que tuve cuando viví en España, cada paso de año arroja al aire un zapato y observa cómo cae: si lo hace de lado, será un año regular; si cae derecho, tendrá muy buena fortuna; pero si le cae bocabajo de inmediato va al hechicero a que le haga un remedio y así quitar los posibles malos rollos.
Se dice:
Que la última noche del año debes colocar tres papeles doblados en una cajita debajo de la cama; en uno escribirás “bueno”, en otro, “regular” y en el tercero, “malo”. Cuando despiertes por la mañana tomas uno al azar y lo que salga será como va a ser tu año. (Yo, por si las moscas, no lo hago.)
No te olvides de:
Vestir ropa interior roja la Nochevieja. (Y te puedo augurar un año muy sexy.)
No todos los años son iguales…
Yo desearía, por ejemplo, un año sabático. Hay quienes prefieren los años bisiestos. O a quienes les encanta viajar, o trabajar…
¿Cómo te gustaría que fuera tu año?
¡Feliz 2007!
Pintura: The Cake Walk by Ty Wilson